viernes, 17 de julio de 2009

Que años aquellos del charleston!.
En estas cosas estabamos cuando nos salta un articulo de un abogado de las CCOO de Gipuzkoa, dejando de lado la dialectica marxista (que farragosa se hace a treinta y tres anos vista!) es interesante la ingénua defensa del derecho a decidir viendo lo que despues diria su partido.
Lean, lean:

TRIBUNA: JOSE-RAMON RECALDE

La nación y el pueblo vasco

JOSE-RAMON RECALDE 08/08/1976

Dos modos hay de considerar el problema nacional vasco. Uno, la afirmación de la cultura nacional, autóctona, cultura popular que hay que salvar y desarrollar, centrando una buena parte de los esfuerzos en el euskara. Otro, la pretensión de la autodeterminación popular, el derecho democrático del pueblo nacional a decidir su propias instituciones. «Pueblo nacional», pueblo vasco, es todo el pueblo del país, causa y resultado de una revolución industrial a la que hoy nadie renuncia. Y, como los sujetos de derecho son los hombres y no los conceptos abstractos, este pueblo nacional concreto, el de la revolución industrial. es quien ostenta el derecho de autodeterminación. Tras la identificación entre nación y, pueblo está, como se sabe. la línea de pensamiento progresista de la ideología nacional burguesa. Frente a ella se forma y desarrolla la corriente contrarrevolucionaria, irracional, de antecedentes románticos, de la nación-historia, la nación-pueblo originario, etc. Y, abierta al futuro, un futuro todavía no realizado, la programática identificación socialista entre nación y pueblo trabajador, que podrá entenderse como desembocadura de la corriente ideológica progresista. Porque, si bien forma parte del pueblo nacional, todavía "los trabajadores no tienen patria" (langileak ez dute aberririk). Patria tendrán cuando la construyan. Aunque, hasta ese momento, tengan, desde luego, un programa patriótico.

Pero los objetivos nacionales no eliminan ni domestican la lucha de clases. Para Euskadi, como para cualquier país del sur de Europa, el objetivo de los trabajadores es fortalecer su unidad para, aceptando la democracia, conseguir sobre ella y por medio de ella la socialización de la economía, de la cultura y de las instituciones.

La lucha de clases no está domesticada por el objetivo nacional. Pero este objetivo nacional existe, sin embargo, con una dimensión interclasista. Pues entre los, vascos. indudablemente, la integración nacional ha crecido, aunque la ideología nacional no sea común. Hoy se proyecta estructurar la lucha de clases en el marco de Euskadi, de modo que así enmarcados se planteen y se intenten resolver los conflictos económicos, los socíales y los políticos. Es fundamental, para este proyecto, la inequívoca línea nacional que asumen hoy los partidos proletarios, en cuya militancia y en cuya adhesión la población vasca de inmigración tendrá un peso relativo superior al que le corresponderá en otras organizaciones. Aunque no todos coinceiden, ni en las vías irimediatas u objetivos de partida, ni en el contenido de una autodeterminación democrática.

En cuanto a las vías inmediatas: la política es la búsqueda de medios viables. Hoy el medio viable es el reconocimiento de una plataforma para comenzar a ejercer el autogobierno. ¿Cuál es esta plataforma? Hay quien dice que es la restauración foral, otros, un modelo autonórnico: el proyecto estatutario de 1931. Para otros, en fin, un modelo pactado: el Estatuto de 1936. Podemos adelantar nuestro temor de que, no sólo las dos primeras vías sean simple declaración de deseos o memorial de agravios, sino que incluso la tercera -el Estatuto de 1936- a pesar de tener sobre las otras (los opciones la reivindicación de Euskadi corno institución política existente no valga hoy tampoco corno punto de partida ante una perspectiva de «reforrupturismo» autoritario. Las vías inmediatas son el programa mírlimo, esto es, lo que, como posibilidad real, como viabilidad, puede ser aceptado no sólo por los vascos sino por el poder del Estado.

En cuanto al contenido futuro de la autodeterminación ¿que quieren los vascos? Pues bien, los vascos, como cualquier otro pueblo queremos cosas diferentes. Y en cuanto al contenido de la autodeterminación, también. Pero el factor de integración nacional ha avanzado lo suficiente como para poder adelantar que la generalidad ele los vascos buscamos determinar por nosotros mismos nuestra fórmula política. Y la fórmula deberá ser un acto de voluntad democrática, esto es, lo que la regla mayoritaria decida.

Naturalmente que una pregunta sigue en pie: ¿qué decidiría la mayoría si se te reconociera ese derecho de autodeterminación? No parece arriesgado aportar, en tal caso, por una solución federal.

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